lunes, 2 de julio de 2012

El Día Después de Mañana

Estos siete puntos pretenden ser apenas un breve apunte de lo mucho que nos arroja el proceso electoral y sus resultados. Tal vez sea muy prematuro querer analizar algo que tardará meses en asentarse, pero todo esfuerzo provisional puede ayudar a definir perspectivas y a exorcisar fantasmas y enconos que, creo, no vienen al caso:

1.      Ni el PRI con todo el apoyo de Televisa, ni las izquierdas, con todas sus marchas (y, dicho sea de paso, con su lamentable campaña del miedo) lograron concitar una mayoría contundente. Quizás esto hable de un México dividido entre ciertos atavismos históricos y otro que todavía no se atreve a transitar del todo hacia la social democracia (porque si algo NO tienen ni López Obrador, ni el PRD, ni mucho menos Marcelo Ebrard es un programa, una ideología y un discurso mínimamente emparentados con el socialismo)

2.      Lo que sí quedó claro como tendencia nacional—más del 70% de los votantes—es el rechazo al PAN. Salvo en Guanajuato (de ahí que haya tanta momia), una mayoría significativa de mexicanos manifestó su hartazgo por un discurso y una política belicosos que no han convencido a nadie y por esa moralina de derecha, propia de un boticario o de un cura de pueblo.

3.      Si bien la industria de radio y televisión ejerce una fuerte influencia sobre el imaginario colectivo, cada vez es mayor el número de personas (jóvenes sobre todo) que son capaces de entender y ver el mundo y el país de otra manera; cuando menos, desde su propia mirada (correcta o incorrecta) y no sólo a través del filtro de López Dóriga, de Ciro Gómez Leyva, de Carlos Marín o de Adela Micha.

4.      Las nuevas tecnologías digitales, aunque en México todavía no son de uso mayoritario, han convertido a la computadora y al teléfono celular en medios coloquiales (más que sociales) de interacción. En muchos sentidos, esta forma de interacción digitalizada permitió darle la vuelta a la gran maquinaria mediática y sus epígonos. No es un cambio menor, pero, OJO; tampoco es ninguna panacea.

5.      Quizás lo más importante de este proceso es que cada vez resulta más evidente la toma de conciencia y la maduración de una cultura política—deliberativa y argumentativa, aunque todavía en ciernes—si no en la gran mayoría de los mexicanos, sí en porciones y grupos cada vez más significativos. Quienes han tenido el privilegio de asistir a una preparatoria y a la Universidad tienen una verdadera responsabilidad en el sentido de tratar de extender lo más posible los beneficios de una inteligencia crítica sobre todo entre quienes todavía dependen de lo que diga el cura o la pantalla.

6.      Al no haber mayorías contundentes—ni relativas ni absolutas—el campo de relaciones políticas exige como nunca la política del consenso, del acuerdo, de la verdadera comunicación política entre actores partidistas, sociedad civil y medios de información. Cada vez se hace más necesaria la lógica del mutuo entendimiento, es decir, de la clarificación de aquellos temas y términos que reconoceríamos como comunes y sobre los cuales tendríamos que trabajar en conjunto los tres poderes, los órganos constitucionales autónomos y la sociedad civil organizada: desde los problemas ambientales y de agua, hasta el reconocimiento de la pobreza (algo que el PAN jamás entendió), pasando por la educación y la redistribución del ingreso.

7.      Dada la actual conformación del Congreso, una de las primeras tareas fundamentales de los grupos progresistas—comenzando por la parte más rescatable del #YoSoy132—será de la impulsar en el Legislativo una agenda temática que incluya esos y otros rubros; pero sin duda, de lo primero que hay que atacar es la reconfiguración de la industria mexicana de radio y televisión para desconcentrarla, abrirla a una legítima competencia y al fortalecimiento de los medios de interés público. Esto me parece más factible y viable para poner en práctica la democracia y obligar al Ejecutivo a sentarse a dialogar, que andar marchando por las calles.

4 comentarios:

  1. Sin duda las acciones necesarias, inmediatas o lejanas, están sobre la mesa y se prestan para que el grupo que debiere ser la parte que presione al legislativo tome fuerza y se consolide como un movimiento social incluyente (lo que hasta ahora no ha sucedido) La idea de presionar formando un agenda es lo correcto y debemos prestar atención especial a los peores casos como los que pueden sucederse en el momento de las quejas.
    Ahora me quedo con la duda si en verdad la libertad de expresión puede ser utilizada como un arma o será abolida después de esta temporada. ¿Podemos abarcar posibles escenarios? ¿ver lo que se encuentrea al frente para evitarlo o enfrentarlo solidamente? ¿repetiremos un 68 de no ser así?
    Sin temor a errar; me queda claro que la memoria historica necesita platano porque Juan Villoro dijo alguna vez que "...comes platano, se te olvida, y cuando eruptas recuerdas que comiste platano"

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    1. Te respondí vía GMail, pero no sé si llegó el comentario. Gracias por las observaciones. Veo muy difícil qe se repita un 68 precisamente porque las condiciones históricas son otras. No celebro al PRI, pero tampoco creo que se pueda categorizar como el "PRI de siempre" porque nunca hubo tal cosa...Saludos

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  2. Excelentes reflexiones profe!! De acuerdo con todas sus observaciones, pero tres en particular. La educación compartida, la madurez política que se ha alcanzado y en lo que se está transformando, así como el armado del Congreso que será crucial para observar cambios en el país, espero que así suceda. Saludos!!

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