sábado, 10 de diciembre de 2011

¿Deben leer los políticos?

¿Deben leer los políticos? La respuesta, creo, es afirmativa. No sólo para evitar simulaciones que los ponen en ridículo o para tener acceso a una fuente generosa de citas y referencias para enriquecer o adornar sus discursos, sino sobre todo porque el político es, también, una persona: un ser dotado de humanidad, inteligencia y, uno quiere pensar, de ética y principios morales.
     La lectura no resuelve la falta de éstos. Se ha dicho hasta el cansancio: quod natura non dat, Salamantica non prestat. Pero sí constituye un ejercicio que invita la mesura, afina el juicio, mejora la memoria y conecta el alma con el entendimiento. Propongo una serie de aforismos que tienen que ver con la lectura. Están invitados a agregar los suyos.
1. Leer no es un asunto de erudición personal. En realidad es una forma de aprender a conversar con otros. Conversar escuchando en silencio
2. Por eso es importante que los políticos lo hagan. Leer es también aprender a escuchar.
3. La palabra escrita, la palabra leída, es parte del nutrimento de la inteligencia. Afina el gusto, abre el diafragma del horizonte
4. El proceso de síntesis mental y emocional a la que nos lleva la lectura eventualmente llega a la euforia del entendimiento y al gozo de la comprensión
5. Leer es descorrer cortinas, asomarse a un ventanal y abrirlo para respirar un aire nuevo, distinto
6. No todas, pero sí muchas de las mejores conversaciones que se pueden tener son con los libros
7. También es posible aprender a amar leyendo
8. También de libros viven la mujer y el hombre
9. No es casual la simetría fonética y semántica entre libro y libre